Hoy es día de cabalgar por las extensas llanuras del norte de Esparta.
Pero el día se me complicó y tuve que postponer la salida con mi compinche.
Dejé que volara él solo y se olvidara de mí por un día.
Tampoco le costó mucho olvidarme.
También se ofreció Jose Mari a salir a mi vera, pero tuve que rechazar su propuesta dada mi agenda para esa tarde.
Al final, casi a las 19:00, ya libre de mis obligaciones, pude por fin hacer una escapada rápida.
Opté por la dura ruta de las 3 P´s con la duda de si mi estado físico las aceptaría de buen grado.
Así que me limité a llegar hasta donde fuera capaz.
Escogí a propósito un ritmo lento, muy lento.
Lejos de los ritmos de un buen caballero espartano.
Pero era más importante el sumar que la forma de hacerlo.
Y como quien no quiere la cosa, poco a poco fui sumando P´s.
Y ese sufrimiento que me esperaba llegase en las rampas de la salida, nunca caló en mi con fuerza.
Sin duda el ritmo chino-chanero me ayudó a lograr concluir esta dura etapa sin pasar un calvario.
El fresco parece que está asomando a la vuelta de la esquina, porque en algunos momentos noté algo de falta de abrigo.