Hoy partimos 3 guerreros en busca de aventuras.
En principio no estábamos todos muy entusiasmados con la ruta, dado que las siestas nos dejaron un poco adormecidos.
Pero el Hijo de las Chispas sí lo tenía claro.
En su mente perversa perfilaba el trazado del día milímetro a milímetro.
Y así es como, de una ruta vulgar pasamos a una apasionante y divertidísima ruta senderil.
Gozamos como animales del trazado igual que pasamos frio.
Pero al final de la jornada llegamos todos con una sonrisa de oreja a oreja que nos perdurará por tiempo.
Y el Hijo de las Çhispas sangraba de narices por el esfuerzo al que fue sometido por los viejos espartanos.