Parece mentira lo que la picha estira (refranero español, apéndice 4, tomo 2, versículo primero, Augustus Escalopes).
Lo que iba a ser una salida en solitario, sin un rumbo 100% definido, pasó a ser un trio en un periquete.
Ya estaba en la loma del Monte de Aurín, sobre mi rocín LYNKS, cuando mi trasto de llamar sonó.
Al otro lado, la voz ronca y masculina de un Corsario famoso.
Era Manuel, y estaba buscando compañía.
Me indicó si podía acompañarlo a él y a su inseparable camarada de aventuras nocturnas, Jose.
Como no tenía un plan claramente definido para esa jornada, accedí a hacerles de guía del desfiladero.
Así que finalmente éramos 3 los guerreros que nos adentramos en la oscuridad de los bosques.
Les mostré un par de tramos que desconocían, lo cual siempre es positivo.
Manuel tenía un ímpetu marcado en el inicio de la jornada, apretándonos en aquellas zonas en las que se encuentra como pez en el agua.
Jose y Mosquito lo seguían de cerca, sorprendidos por tal energía Manolera.
Cuando la cosa se ponía empinada, las tornas se giraban, pero a pesar de ello, Manuel conservaba un ritmo alegre.
Tras las nuevas conquistas nocturnas, nos despedimos de Jose y retornamos a nuestros castillos con una buena tirada y a una velocidad muy buena también.
Sin duda, parece que las noches no van a ser sólo cosa de dos a partir de ahora.
1 comentario:
Buena ruta.
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