Un día perfecto sólo se presenta unas pocas veces en la vida.
Hoy era uno de esos días.
Nos agrupamos temprano Vicente y Mosquito, a las 07:00am.
Mosquito sufrió un importante contratiempo, se dejó las alforjas con el agua en su Castillo.
Precisamente hoy que e iba a equipar con 2 botellines fresquitos para luchar contra las altas temperaturas que se están dando.
Y se dio cuenta mi escudero Vicente cuando estábamos coronando los Blaus, demasiado lejos para regresar a por mi preciado líquido.
Vicente tuvo a bien cederme uno de sus 2 bidones para que pudiera hidratarme durante la que se antojaba una jornada muy calurosa.
Pero lo que son las cosas, al final, la jornada fue idílica.
El sol nunca salió a castigarnos con su látigo, estaba siempre oculto tras una capa de nubes que tan sólo permitían pasar la luz.
Y por tanto, la temperatura se mantuvo contenida en todo momento de principio a fin de la jornada.
Para ser exactos, la media de temperatura de toda la ruta fue de 20,0ºC, lo ideal.
Eso hizo que mi olvido no se convirtiera en una condena y me permitió hacer la ruta con poco líquido.
En cuanto al almuerzo en la posada de los Indios de los Andes, que decir, lo gozamos como si fuera el primero en meses.
Todo nos parecía digno de los Dioses, el bocata, la bebida, los cafés, los chupitos, todo.
Allí, en la Posada, nos topamos con la banda de los Yetis, muy numerosa, entre la que se encontraban amigos como Estarqui, Jose, JoseMari, Paco, y muchos más.
Por lo que respecta a la ruta fue apoteósica, increíble.
Lo pasamos teta con el recorrido que tenía planeado desde hacía semanas.
Incluso nos dio por hacer una última pinta en la Posada de Ribes Blaves.
Por todo ello, esta jornada se convirtió en UN DÍA PARA RECORDAR.
1 comentario:
Brutal.
Publicar un comentario