Caga-prisas, así es como nos podemos sentir hoy tras la jornada de BTT.
Toda la mañana lloviendo presagiaba una tarde aciaga sin salida.
Pero Mosquito le confesó a su inseparable amigo Vicente que a poco que dejase de llover, saldría a desentumecer los huesos.
Vicente no parecía estar por la labor, pero a las horas, una llamada suya de auxilio pidiendo redención.
Finalmente, viendo el apaciguar de la lluvia y la salida imponente del astro sol, su cuerpo recuperó energías y deseó salir a cabalgar.
A las 17:30, puntuales como siempre, nos topamos con Jose María, que salía en solitario.
Vicente propuso la estándar de Vacarisas.
Jose María propuso un Bruc, donde evitar los charcos de las lluvias matutinas.
Mosquito dejó que decidieran entre ellos 2, no es plan de estar siempre haciendo de hermano mayor.
Aunque su pensamiento era también ir hacia el Bruc, evitando los posibles charcos.
Finalmente se impuso la variante de Vicente, y a nadie nos pareció mal.
Prestos nos lanzamos a gozar de la magnífica tarde.
Incluso por momentos pareció que ni había llovido.
Pero eso se acabó a mitad del Rio entre la Puda y Monistrol
Desde ese momento íbamos a toparnos con charcos esquivables y no esquivables.
Así que nuestros potros y nuestros yelmos fueron poco a poco tiñéndose de barro.
Pero por algo somos espartanos, no nos asusta un poco de agua o barro.
Y el motivo no lo conozco, pero poco a poco Vicente fue apretando.
Así que toda la salida fuimos a degüello, sufriendo en mi caso más de lo deseado.
Pero dando guerra y no desistiendo del esfuerzo obligado.
Vicente estaba en su salsa y a Jose María no parecía importarle lo más mínimo.
Para culminar la salida, unos Troncos Locos y ya en Esparta a lavarnos las heridas de otra magnífica jornada pedalística.
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Caga-prisas.
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